Lo que la prensa puede aprender de un supermercado

Delicia de aptitud

#nohacefaltapapel

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Whole Foods es una cadena de supermercados especializados en comida orgánica. Vende el broccolini más fresco, tomates locales o cereales bajos en azúcar. Nació con 19 personas en 1980 en Austin. Ahora tiene 374 supermercados y 80.000 empleados en Estados Unidos, Canadá y Reino Unido. Es la octava cadena de comida en Estados Unidos y el año pasado ingresó 12.900 millones de dólares. Funciona en Manhattan y en Tulsa.

Su éxito depende de su apuesta por el buen contenido, su flexibilidad para cambiar y el poder de su marca, que ha cultivado con devoción en Twitter o Pinterest. Pese a ser parte de un negocio tan diferente, algunas de sus claves pueden servir a la prensa.

1. Lidera el cambio. Desde su nacimiento, Whole Foods no vende productos con colorantes artificiales o conservantes. Algunas de las sustancias que empezó evitando están ahora prohibidas por Sanidad. Ahora se…

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Esquirlas

Voy avanzando entre la niebla de una primavera floreciente que ha desparramado fogonazos de buganvilla a placer en las terrazas de Rosales y en los mercados

lechugas de lujo

lechugas de lujo

donde la lechuga esparce lluvia y frescor.
Es viernes después de Cristo y su resurrección aún no ha llegado a mis helechos que estornudan del frío de esta madrugada.
He parido al amanecer una pesadilla por culpa de unos tertulianos que en la radio se han negado a darme los buenos días. Me subía a un coche con rumbo incierto y del miedo a los tumbos del conductor me bajé en marcha en un lugar sin bautizar, y yo sin dinero, sin móvil, sin brújula ni un triste bolso para disimular…
Terror sentí al despertar y comprobar que nadie me buscaba.
Ya rozo el mediodía y escribo como único refugio ante tanta gente que pasa y ni mira al pasar. Me pregunto si están vivos….

Y al tercer día…

Un momento de la Semana Santa

Un momento de la Semana Santa


Recuerdo una frase «reveladora» atribuida al que fue presidente del Eurogrupo, Jean-Claude Juncker, allá por el año 2011: «Todos sabemos lo que tenemos que hacer. Lo que no sabemos es cómo ser reelegidos después de hacerlo». Tanta sinceridad refresca el ambiente, a punto como estamos, de entrar en barrena electoral; aún sin haber apagado el cirio pascual de la última procesión buscando al resucitado. Aún revolotean los ecos de las carreritas y los encuentros. Bullen las calles de Aleluyas…dicen que alguien ha rasgado el velo de la noche más oscura para abrirse camino hacia el cielo. Dicen también que hay un sepulcro vacío allá en el agujero negro de la tierra.
He salido al balcón de la dehesa para ver el aire limpio pasar por entre las ramitas de un manojo de olivos. He visto cómo lloraban sus brotes, dejando caer lágrimas de aceite sobre un prado removido y he sentido un zarpazo de Aleluya en la nuca. Se va por el horizonte una efigie de Cristo resucitado, se diluye como tantas tormentas de verano, se apaga, se evapora y transfigura…
Le acaban de poner «The end» a la Pasión, y sin piedad alguna, ya se adentran en el paisaje legiones de Judas y Pilatos. Se va entre Aleluyas el bueno de Don Jesús, le expulsan del latifundio de bondad, malherido, azotado, y entran en escena procesiones irredentas de cainitas.
Aún se agita la cruz sobre el vientre caliente del Gólgota y ya nos vienen las prisas para armar el «belén» .
La vida después de Cristo es prisa encadenada a una ristra de más prisas por llegar a la feria de abril, prisas por ir a votar y de paso hacer unas cruces de mayo antes de cerrar el negocio por vacaciones.
Aún se agita el patíbulo, trémulo y tambaleante, como espiga condenada al viento y ya nos invaden los euro-líderes, con sus mandamientos y bienaventuranzas escritas en las tablas de la ley.
Porque al tercer día… la vida después de Cristo es la misma cantinela, un fragor de verbo líquido. No es cierto que el verbo se hizo carne. Ahora compruebo, que la vida después de Cristo crucificado, muerto y sepultado, no es quietud precisamente. Porque al tercer día, justo cuando resucitó de entre los muertos, nos cayó del cielo una lluvia de plagas a cual peor…
Estamos ahí a ver quién nos arregla el desmadre padre, que si el angelito negro de Obama o el bonachón de Francisco, pero esto ya no lo endereza nadie ni Cristo que lo fundó…
Aquí sigo, asomada al balcón de la dehesa, viendo a mis amigos llegar rendidos de alguna carrerita nocturna, dislocados de tanta «madrugá», saliendo al paso de rumores bien fundados, y es que más de uno viene hecho «un Cristo». Vienen con el alma hecha trizas de tanto esperar ver clarear, han corrido tras la aurora boreal y me cuentan que sí, que es verdad, que ellos han visto el milagro con sus propios ojos. Palabrita del niño Jesús, me dicen. «Resucitó, resucitó».
Miro el calendario y cuento los días que vamos a tardar en crucificarle de nuevo. Aún siguen tres cruces clavadas sobre el vientre caliente del Gólgota y ya arrecian temporales y desahucios. Sobre la arena del circo romano se esparcen los restos de un naufragio colectivo. Los hombres-promesa se han hecho dueños de la pista y han mandado a Jesús a hacer…alturas.
«Resucitó, resucitó» vienen gritando los «sanfermines» de la madrugá. No es una carrera, es una «espantá» se oye decir a los mozos. Bulle el gentío entre aleluyas.
Al tercer día después de Cristo la vida se vuelve áspera, porque es verdad que bordan las palomays en el cielo, toda una hermosa mantelería de esperanzas, pero también es verdad que vuelven las amapolas a cubrir de fuego el campo.
Llueven las mil plagas de Egipto al tercer día. Suenan concertinas a lo lejos como un macabro «allegro ma non tropo» de Vivaldi. Y así hasta el alba de Aute…Luis Eduardo, al alba al alba.
Mañana, cuando la efigie compungida de Cristo se haya evaporado entre las nubes del tiempo, todo será vapor de agua, y un baile de estrellas sobre fondo azul…Y retumbarán como los clavos de Cristo, las palabras de Juncker… «cómo ser reelegidos después de hacerlo»